Siglos más tarde volvió al refugio.
Con un primer vistazo encontró los ladrillos superados por la humedad, unidos apenas por un poco de cemento y arena de pozo en otra Era (alguna vez con Todo el Tiempo del Mundo llegó a contarlos, en su autoencierro).
El único testigo y amigo aun abrazado a esa pared: añoso espejo confidente; uno de los pocos componentes que ayudaron a preservar la cordura del desterrado.