martes, 30 de noviembre de 2010

Fuck(simil) 14 - Escribe: El Titán

Y la pieza se deformó. Como en una pintura de Dalí, las paredes se hicieron líquido y comenzaron a chorrear y a fundirse con el suelo y la oscuridad de la boca del viejo y la oscuridad que trepaba por el cuarto se unieron en un abrazo escatológico. Todo fue desorden, caos, pintura-mundo, mundo-cuadro, y entonces Emilio pensó que esta era la hora, este era el instante máximo que justificaba todos sus vicios y todas sus locuras.

-¿Voy a ascender? ¿Podré jugar al truco con el Jefe?-preguntó, excitado, como un chico alegre.

-Puede ser. Uno nunca sabe que pasa en estos casos. Ni los dioses de la Pormenoridad lo saben. Varía de caso en caso. Y, te aclaro, esto también puede llevarte al mundo de abajo.-el viejo habló un poco como actuando un papel, ceremonioso y circunspecto.

Y la pieza continuó deformándose. Y las paredes y el suelo se hicieron música, música minimalista, galopante, ruidosa y, por momentos, dulce, exquisita, como queriendo engañar a los sentidos, como queriendo vender algo ambiguo (los dioses son obreros del marketing).

-¿Cuánto dura el proceso?

-Calla hijo, por las barbas del quetejeidí, calla…

Y el proceso continuó y fue demencial. Hasta que en un momento, todo se calmó. Se hizo la nada, la nada misma, sin nada, sin algo, solo nada y los dos seres del mundo de las formas que todavía podían usar la lengua y transformar los sucesos en sonidos simbólicos hablaron.

-¿Y esto?-dijo Emilio, asustado.

-Dejame de romper las pelotas, nene, que se yo, que mierda voy a saber si yo soy adicto a las formas y a las rugosidades y mirá donde vengo a terminar, hijo de una gran puta…

miércoles, 24 de noviembre de 2010

"Fuck(simil) 13" - Escribe: Manco Cretino



Balbino, el sabio que convocara al desconcertado Emilio, le explica que toda la estructura sufrirá cambios que lo ubicarán en el “rol” que en breve dejará de ejercer pues se acerca la Ascensión (¿de ambos?).

-Desde hoy se están produciendo quiebres programados sobre Los Designados, nene
–explica el viejo, algo ceremonial. -Esto se anunció en el Inicio hace ya tantísimo tiempo; también sufriré un trastazo.
-¡Pero eso quiere decir…
–conmovido Emilio intenta ordenar toda la información que recibe pero es interrumpido.
-Pará! No te desveles por mí. Ni por vos, siquiera. Estos cambios nos acercan al Perfecto. No es casual que uno de los Designados fuera el titular de un Ministerio Ordinario. Seguramente habrás oído que recibió una “gracia” en su cráneo por parte de elementos inferiores que responden al mecanismo. Eso es tan solo una vuelta en toda la rosca.
Dicho esto se pone de pie y se dirige a lo que Emilio supone es la habitación en esa miserable madriguera portuaria, donde reside El Oráculo. El muchacho pasea su mirada por el interior de la caseta buscando señas de esa grandeza y no puede hallar más que simpleza. “La genialidad ha de ser otra cosa” piensa.
Una pequeña alacena de fabricación hogareña viste la pared más descascarada. Un par de platos, una taza de chapa enlosada y algunos cubiertos residen en el rústico mueble. Un rincón es ocupado por una garrafa que alimenta la diminuta cocina de una hornalla.
A todo esto Balbino demora sin emitir sonido. -¿Todo bien por ahí? –indaga Emilio.
-'sperá, pibe, ‘sperá. Ya vas a ver –advierte con un hilo de voz apenas audible más allá de la negra boca que lleva a la habitación del viejo.

lunes, 8 de noviembre de 2010