domingo, 27 de marzo de 2011

Fuck(simil) 17 - Escribe: Manco Cretino

¿Miedo a qué? Todo es muy confuso por estos tiempos.
Entiende sí, que esa sensación de alerta y angustia es diferente dentro que fuera de la pocilga del viejo. En el interior tiene un sabor seco y ácido; en cambio por aquí ya presagia el gustito salado y a clavo oxidado (¿a sangre?).
Algunas cosas va comprendiendo ultimamente y una de ellas es lo totalmente inútil que es escapar al trayecto de las etapas hacia donde sea que debe ir; ya no tiene demasiado claro cual es su destino "por culpa del viejo choto de Balbino" (mastica Emilio al encaminarse hacia los Buenos Muchachos).
-Se les saluda, Huraños Buenos Muchachos -arranca sin entender qué lo lleva a denominarlos así.
-Tenga Usted buenas..., Señorito -responde el que parece ser el líder de los cinco contundentes hombres, un tipejo algo más bajo pero de contextura importante- Sabrá Usted qué nos trae por estos andurriales.
-¿...? La verdad que... -intenta hablar.
¡STROK! fue la inmediata respuesta que recibió en la mejilla izquierda el desgraciado Emilio. Ahora está más inconsciente que antes, arruinado en el empedrado portuario y viendo apenas con el ojo derecho.
-Sabe Usted que no podemos pasar por alto el Sumo Ritual de Iniciación que requiere su Celeste  Categoría actual -disparó el líder Huraño.
Apenas puede suspirar el joven iniciado.
Cierra lentamente su ojo, atravesado por furiosos colores y candentes luces que se mezclan con un sinfín de sentimientos extraños, para justamente alcanzar a ver como se aproximan los cinco gorilas aparentemente encargados de dar la bienvenida a un nuevo estado.
"¿Cuál mierda es ese estado? ¿Qué carajo pasó con Balbino, el viejo Oráculo? ¿Ya 'ascendió'? Me toca a mí pasar por la ascensión, entonces..." son las inmensas incógnitas y la diminuta certeza que roen su cerebro, en tanto el exterior es molido a golpes de puño y patadas con suela de caucho duro, taco y punta de acero.
"¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Ya se fueron? ¿Todavía estoy vivo???"; el afiebrado cerebro de Emilio aun conserva algo de cordura.
Apenas abre los ojos y tras una espesa película azulina, desde lo más bajo de la calle alcanza a reconocer la silueta del jefe de los Buenos Muchachos que se pone en cuclillas a su lado y dice:
-Bienvenido, Excelencia.

1 comentario:

El Titán dijo...

bravo, bravo...cada vez me gusta más, cada vez me llena más escribir el destino de este pobre hombre...