...
Cayó muerto.
Fulminado.
Su boca entreabierta dejaba ver la reseca lengua, custodiada por los heridos dientes.
A flor de labios alguna palabra que nunca llegó a oírse, tal vez ni se dijo.
Triste mirada blanquecina; buscando la última bocanada de aire, el último redoble del corazón. Pacífica, nunca forzada.
Cayó muerto.
Fulminado.
Su boca entreabierta dejaba ver la reseca lengua, custodiada por los heridos dientes.
A flor de labios alguna palabra que nunca llegó a oírse, tal vez ni se dijo.
Triste mirada blanquecina; buscando la última bocanada de aire, el último redoble del corazón. Pacífica, nunca forzada.
4 comentarios:
BUENIIIIIIIIISIMO!!!
besos
Al final, consiguió la paz o, por lo menos, ya no pensar en ella.
Saludos
que buena muerte!!!
la muerte de un sabio? de un revolucionario? ..... de la democracia? abrazo
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